sábado, 30 de noviembre de 2013

Dutilleux: Trabajos Orquestales (III).

Henri Dutilleux
I.- METABOLES
II.- TOUT UN MONDE LOINTAIN (CONCERTO PARA CELLO Y ORQUESTA)
III.- MYSTERE DE L´INSTANT
Boris Pergamenschikov, Cello
BBC Philharmonic
Dir: Yan Pascal Tortelier
(CHANDOS)
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     Tercera entrega de la fastuosa serie editada por Chandos de los trabajos orquestales de Henri Dutilleux, uno de los últimos grandes del siglo XX, y a quien hemos venido haciendo homenaje en vista de su reciente desaparición. Este tercer volumen incluye su maravillosa y emblemática obra "Tout un monde lointain", que viene a ser su concierto para cello y orquesta.
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      Amazon Review:
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"This decade has seen the emergence of Dutilleux (b. 1916) as the most important French composer after Messiaen. Like Messiaen, Dutilleux works in a defiant atonality that sometimes embraces twelve-tone music, but at other times does not. The works on this excellent disc are all masterpieces, especially "Metaboles" (1964) and "Mystere de l'Instant" (1989), which have been recorded a number of times. "Tout un Monde Lointain" (1970) is a cello concerto that's quite graceful, if just as doggedly postmodern. If you like the postmodernism of Witold Lutoslawski, György Ligeti, and Alfred Schnittke, you'll really go for Dutilleux. Highly recommended. --Paul Cook
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M-S



domingo, 24 de noviembre de 2013

El Romanticismo en Flandes: Arthur Meulemans.

Arthur Meulemans
- PLINIUS FOUNTAIN (SYMPHONIC SKETCHES)
- SYMPHONY Nr.2
- SYMPHONY Nr.3
- MAY NIGHT
Moscow Symphony Orchestra
Dir: Fredéric Devreese.
(MARCO POLO)
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     A continuación un excelente mostratio del romanticismo tardío en Flandes (Bélgica)
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     Arthur Meulemans nació en Aarschot, en 1884 y falleció en Etterbeek (Bélgica) el 29 de junio de 1966.
Fue compositor, director de orquesta y profesor de Música. Su estilo musical está claramente enmarcado dentro del romanticismo tardío, coexistiendo en su época con las corrientes modernistas que caracterizarían al siglo XX. De igual modo su evolución estilística transcurre desde el romanticismo francés y centroeuropeo hasta las influencias del impresionismo, pero siempre manteniéndose fiel a la tonalidad. Su técnica de orquestación es rica, variada e inventiva, sugiriendo en ocasiones la maestría de Respighi. Su Poema Sinfónico insignia "La Fuente de Plinio" es excelente muestra de ésta influencia.
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      Meulemans fue un compositor prolijo, dejando alrededor de 350 obras, entre las cuales escribió 15 sinfonías, compuso Operas y conciertos para solista y orquesta. Su excelente Sinfonía Nr.2, incluida también en el presente disco, está especialmente indicada para acercarse a la obra de éste aún infravalorado compositor.
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      El disco publicado en esta entrega es un excelente esfuerzo para rescatar el arte de éste importante compositor y excelente herramienta para el conocimiento del posromanticismo flamenco del siglo XX.
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M-S.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Schubert - Sawallisch : La Inconclusa.


Franz Schubert
SYMPHONIE Nr.8 "UNVOLLENDETE"
Staatskapelle Dresden
Dir: Wolfgang Sawallisch.
(PHILIPS)
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     Retomando la recta final del fastuoso y célebre ciclo Schubert-Sawallisch, en homenaje al recién desaparecido Maestro Wolfgang Sawallisch.
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     La 8va de Schubert comparte el infortunio de otras grandes obras de la Literatura Universal que de haberse concluido hubiesen marcado un hito aún superior al que ya por derecho propio se han ganado, tales como el Requiem de Mozart, la 9na de Bruckner y el Turandot de Puccini. Schubert sentía gran admiración por el legado de Beethoven y en ocasiones se preguntaba: "Ah, Beethoven: qué más se puede hacer después de él?". Estuvo cerca de descubrirlo: la 8va muestra una nueva dimensión en la forma de hacer gran música, sin separarse de la forma sonata establecida por Haydn. Los dos movimientos concluidos que la conforman demuestran una originalidad magistral en una vía diametralmente opuesta a la norma beethoveniana. Muy probablemente Schubert, viéndose abrumado por el gigante que estaba creando, se vió truncado y nunca consiguió la vía de dar una conclusión satisfactoria, convincente y que no hiciera de anticlímax al despliegue gigantesco que ya tenía escrito. Su infortunada y precoz muerte cerraron ya cualquier posibilidad.
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      La Inconclusa fue iniciada en octubre de 1822. Para noviembre Schubert había terminado los dos movimientos que se conocen concluidos y había comenzado el tercero. Johann Herbeck dirigió el estreno de los dos movimientos terminados en Viena, el 17 de diciembre de 1865.
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      La conocida 8va no es la única sinfonía inconclusa de Schubert. El compositor dejó muchos fragmentos de otras homólogas que nunca terminó, pero en vista de la envergadura de la música escrita en la que conocemos como "Octava", se ha tomado ésta como digna de numeración. Los dos movimientos que la conforman están completamente escritos y orquestados por Schubert, sin fisuras. Después de la muerte del compositor no se supo del manuscrito de ésta obra hasta 1860, cuando un amigo de Schubert, Josef Hûttenbrenner la sacó a la luz, presentándola al director Johann Herbeck, quien finalmente la estrenó.
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      La Inconclusa contiene parte de la Música más bella que se haya compuesto jamás. Schubert fue un lírico supremo, pero tenía problemas con las formas grandes, no pudiendo en ocasiones evitar desarrollos divagantes y disgresivos, como se evidencia por ejemplo en la versión original de la 9na, "La Grande". Sin embargo, la 8va no adolece de debilidad formal: su impactante primer movimiento y su nostálgico Andante están tan bien integrados y acompasados como cualquiera de las obras maestras de Beethoven. De nuevo lloramos por no contar con ésta joya concluida.
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      Siendo una obra de formidable impacto musical, es de esperar que tenga numerosas interpretaciones y cuente con muchos registros discográficos, como sin duda los tiene. Casi cualquier gran director y cualquier orquesta de renombre tiene en su haber al menos un registro. Quien escribe no recuerda haber escuchado una mala interpretación de ésta gran página sinfónica, y más bien percibe un estado de enamoramiento nato de cualquier músico con la obra. Sawallisch, maestro schubertiano de los más reputados, tiene una de las grabaciones más emblemáticas de la obra, muy en línea con el estilo que ya hemos apreciado en todas las entregas de sinfonías anteriores. La Staatskapelle Dresden hace un despliegue de todos sus departamentos, pero principalmente de las cuerdas, sencillamente inolvidable. Una grabación de referencia que les invito a apreciar con ésta entrega.
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M-S.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Hans Pfitzner: Violin Concerto.

Hans Pfitzner
VIOLIN CONCERTO, Op.34
Saschko Gawriloff, Violin
Bamberger Symphoniker
Dir: Werner Andreas Albert.
(CPO)
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     Sin duda uno de los mejores conciertos para violín del siglo XX.
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Critical Summary: Beautiful, intensely lyrical, mostly gentle, late Romantic music, beautifully performed and recorded, by a composer not known as one of the beautiful people. Particularly compelling Violin Concerto.
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After quite a few hearings I have decided that as far as I am concerned the Pfitzner Violin Concerto is one of the most satisfying concertos for that instrument. The cello concertos and this early Scherzo are also very fine. That these and other Pfitzner works are not played or recorded much outside of Germany is, I tend to assume, largely due to strictly extra-musical reasons, which I have been wrestling with and will address later.
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Pfitzner's creative life spanned well over half a century, from around 1888 to the 1940s. His style was always conservative and did not really change much over the years. He was not nearly conservative enough for the truly reactionary Director of the Frankfurt Conservatory, who, incensed that Pfitzner's first cello concerto included instrumentation for three trombones, and had "Wagnerian" sounding harmonic augmentation of triads, stormed out of the trial performance, as Pfitzner relates, so Pfitzner never graduated. Notwithstanding, Pfitzner certainly mastered all needed compositional skills. Hans-Christian Schmidt, a musicologist on the faculty of the University of Osnabrück, with a few books to his credit, and who contributes extensive analytical notes to these recordings, attests to this. Schmidt calls Pfitzner "as much a faded traditionalist as a feeble avant-gardist," a "conservative nonconformist" who "does not admit of stylistic classification."
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In general, Pfitzner's music is melodically beautiful and he uses a large orchestra sparingly, with particularly effective use of the woodwinds and, on occasion, solo trumpet and horn. He uses the full range of his solo instruments; dynamics range from very soft to very loud, though are generally quite moderate; tempos range from quite slow to presto. Structurally, this music uses variation form, counterpoint and more or less continuous development.
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The lively and energetic (Lebhaft, energisch) opening movement of the Violin Concerto is intensely lyrical rather than dramatic, and at the beginning both violin and orchestra soar, though melody in this movement is frequently in short phrases. All of the ensemble's sections have their say, with flute trills and oboe solos, some brief but haunting horn and trumpet calls, then prominent brass, followed by a skipping motion in the strings, which is later taken up by the soloist. Drums, cymbals and triangle are also heard, though percussion is not particularly prominent in Pfitzner's concertos.
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The short, slow second movement is marked "sehr getragen" (very stately) though this does not preclude a very loud central passage, rather Mahler-esque, perhaps, which subsides nicely. It begins with a beautiful oboe solo and toward the end there is some exquisite music where the oboe plays over the strings, is joined by the harp, which has the last word.
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The long third movement, close to half the length of the whole concerto, begins with long melodic lines, and contains striking, in fact gorgeous outpouring of melody, sometimes perky, sometimes soaring, as in Prokofieff's violin concertos. There is also a fortissimo outburst, and the buildup at the end is reminiscent of Richard Strauss, though there is a hushed moment before the music rushes to a final thump. I might prefer that Pfitzner had re-written the ending, though I am sure that live audiences would have no objection to it.
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Schmidt, in his extensive notes, calls this work brilliant and inspired (a comment that would have pleased Pfitzner, who valued musical inspiration highly). He likes Pfitzner's structural approach, his subtle, transformative "thematic dramaturgy" and his "concentration and economy." Somewhat confusingly, he sees the concerto as "of one movement in the guise of four movements," though he does proceed in terms of the three movements I mentioned. In the first of these, Schmidt notes three themes, with the third of these having seven variations; the last of those prepares thematically for the slow movement. The cadenza is transformative rather than flashy. Schmidt describes the rhythm of the slow movement as "steady forward striding," and he finds the third movement humorous and witty.
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James Tobin